Convertir un gas de efecto invernadero en combustible verde

Vaisala MGP260 series biogas instrument held by Product Manager Antti Heikkilä
Producción de biogás

La empresa finlandesa Vaisala, cuyos productos incluyen dispositivos de medición de biogás para usos industriales, se encuentra en la primera línea de desarrollo a medida que el mundo avanza hacia una bioeconomía comercialmente rentable.

El Gerente de Producto Antti Heikkilä sostiene un instrumento que parece una botella de coñac de metal y explica su potencial revolucionario para el futuro del mundo entero. A pesar de su apariencia, este producto inusual no es una botella. Es un dispositivo de medición para plantas de biogás fabricado por Vaisala.

“Cuando conviertes los desechos en biogás, el proceso genera simultáneamente metano, dióxido de carbono y humedad. El metano es el foco de los esfuerzos de extracción porque es un gas inflamable que puede usarse para la producción de energía”.

El biogás es el tema del día porque es una fuente de energía que es ecológica, pero solo si el proceso se mide con precisión. En la atmósfera, el metano es 20 veces más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero. En lugar de permitir que se descargue en el aire, es importante aprovechar su potencial como un excelente combustible.

No hacer un uso productivo del metano es un desperdicio tanto en términos de naturaleza como de recursos económicos.

“Los instrumentos de Vaisala representan una respuesta a esta necesidad específica, ya que permiten optimizar todo el proceso al maximizar la producción de energía y minimizar los costos operativos”.


Siempre habrá residuos, pero pueden jugar un papel importante como reemplazo de los combustibles fósiles.

Necesidades globales

Establecida en 1936, Vaisala comenzó fabricando instrumentos meteorológicos. Los dispositivos de medición industrial se agregaron a la gama de productos hace unos 40 años. Si bien la mayoría de sus operaciones comerciales actuales se centran en los mercados de exportación, tiene clientes importantes en Finlandia, incluidas muchas empresas industriales y plantas de tratamiento de aguas residuales y gestión de residuos municipales, por ejemplo.

En última instancia, en el panorama general, las necesidades son exactamente las mismas en todo el mundo. Siempre habrá desechos en el mundo, pero tienen un gran potencial como reemplazo de los combustibles fósiles.

“La urbanización dará lugar a que se generen más residuos, pero también será más centralizada, lo que hace posible implementar soluciones de conversión de residuos en energía a mayor escala. Por ejemplo, la producción de biometano es más rentable en las grandes instalaciones de tratamiento de residuos”.


A menor escala, una granja podría usar desechos biodegradables para generar el calor y la energía eléctrica que necesita. Con respecto al combustible, los consumidores suelen estar interesados en el tema de los automóviles privados. En esa área, sin embargo, los vehículos eléctricos dominan la imagen, al menos por el momento. Heikkilä cree que los vehículos pesados representan un gran potencial para el uso de biogás.

“Para camiones y autobuses, un motor a gasolina es una solución mucho más práctica que una batería recargable. La cantidad de baterías necesarias para vehículos de ese tamaño es muy grande, y las operaciones de transporte se interrumpirían con frecuencia para cargar las baterías. La mayoría de los autobuses locales ya funcionan con gas, por lo que los autobuses existentes podrían utilizar cada vez más biometano como una alternativa más ecológica al gas natural”, explica Heikkilä.

 

De la bio a la bioeconomía

El gerente de marketing de Vaisala, Rasmus Stoltzenberg, señala que, según la Asociación Mundial de Biogás, más del 90 % de la capacidad mundial de biogás sigue sin utilizarse en este momento.

“Una enorme cantidad de desechos que podrían ser digeridos anaeróbicamente para la producción de energía permanece sin usar mientras que, al mismo tiempo, la perforación continúa extrayendo reservas de petróleo y gas no renovables”, explica Stoltzenberg.

Se necesita tiempo para dar la vuelta a un gran barco. El uso de biogás está aumentando, pero los cambios requieren inversiones. Las plantas deben construirse y no sucede de la noche a la mañana. Los formuladores de políticas juegan un papel muy importante en este desarrollo. Poseen las claves para utilizar incentivos económicos para orientar a las sociedades hacia la energía renovable y sostenible. Sin embargo, la transformación no puede depender enteramente de la toma de decisiones políticas.

“Cuando se reducen los subsidios gubernamentales, las empresas necesitan hacer del biometano un negocio comercialmente más rentable. Así es como se puede lograr un cambio permanente. Nuestro papel es proporcionar a nuestros clientes las herramientas necesarias y ayudarlos a pasar de la bioeconomía a una genuina bioeconomía”, concluye Stoltzenberg.

 

Publicado originalmente en Helsingin Sanomat Circular Economy Supplement "Biotalous", junio de 2021. Reproducido con autorización.
Por: Valtteri Mörttinen. Foto principal por: Riku Kylä

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